Anónimo, internet.
Una tarde un hombre volvía a casa del trabajo y encontró a sus 3 hijos afuera jugando en el lado, la manguera abierta, juguetes y envolturas de comida regadas en todo el jardín. La puerta del frente de la casa abierta. Entró y halló aún más desorden: una lámpara tirada, el tapete de la sala hecho bolas, las pinturas y la cartera del bolso de su esposa tiradas por todo el piso, la TV a todo volumen en un canal de caricaturas.
En la sala estaba la bicicleta con lodo en las ruedas, regados en el piso las crayolas, papeles, juguetes, ropa y el perro con el pelo mojado mordiendo una caja con cereal arriba del sillón.
Se dirigió hacia las escaleras, pisando juguetes, ropa, palomitas, zapatos, brincó unos patines, un plato y un trozo de pan con cajeta que estaba en los escalones; buscando desesperadamente a su esposa.
Estaba muy preocupado, pensó que había pasado algo serio; tal vez pudiera estar enferma, o que hubieran entrado unos ladrones. Al llegar a la recámara, encontró a su esposa sentada en la cama, en pijama, con una toalla enredado en la cabeza, pintándose las uñas de los pies, tarareando una melodía, en el buró un vaso de soda, una bolsa de papitas abierta, una revista de modas y estaba viendo un programa en la TV. La esposa volteó a verlo y le sonrió felizmente, después le preguntó como le había ido.
Él la vio totalmente extrañado y le preguntó:
- ¿¡Pero que paso aquí hoy!?
Ella sonrió de nuevo y respondió:
- Recordarás que cuando llegas de trabajar me preguntas ‘¿Pues que carajos hiciste todo el día?’
- Sííí contestó incrédulamente el esposo.
-Bueno -respondió ella- pues ahora si no hice nada en todo el día, cariño.